Tuesday, October 10, 2006

Bonn!

Hice un breve viaje a la cercana Alemania que fue memorable. Me apabulla la idea de contarlo porque quizás no me salga como realmente fue, asi que voy a ir por partes.

Cumpleaños teutónico
Soy la única persona extranjera en una fiesta que va durando ya 3 horas cuando llego, la gente ya ha comido y ha bevido un poco. El tipo del cumpleaños parece bastante feliz de la visita, habla español y es simpático, prodiga besos y efusivos abrazos. Ya empieza rara la cosa, no era que los alemanes eran fríos y distantes?.
El dueño de casa me presenta brevemente al grupo en estricto alemán sin traducción simultánea pero por las sonrisas supongo deve decir cosas lindas de mí. Empieza en ese momento, por parte mía, una serie de repeticiones de la frase “ij nij esprigen doich” ante interpelaciones de varias personas que quieren saber más de mi o simplemente preguntarme como estoy...sigue rara la cosa: los alemanes no eran poco comunicativos??
En el fondo del jardín y cerca del asado (si, leyó bien, asado) encuentro un tipo que habla español y que tiene muchas ganas de hablar, habla hasta por los codos, me cuenta la historia de su vida, su método de trabajo y además de cosas sobre su mujer...las rarezas siguen: no era que los alemanes eran reservados??
Saben una cosa, yo ya lo sabía ero ahora lo puedo gritar a los cuatro vientos: los alemanes me estan simpáticos!!.

En el diario plesbicito al que me someto ultimamente “estudiar flamenco vs. estudiar alemán” hoy lo gana el alemán.

La muestra
Pensaba escribir una parte referida a la visita que hice a la muestra The Guggenheim Collection pero cambie idea, soy muy bruta y ponderle palabras a algo excepcional lo limitaría. Recomiendo solo vivamente a quien pueda de no dejar de ir, es un rejunte de obras contemporáneas extraordinarias, dura hasta el 7 de enero.

El Rin en bici
No tenía idea de poder resistir 25 km andando en bicicleta, creo lograrlo fue el efecto positvo de la belleza natural y la buena compañía. Cuando era chica no tenía bici, aprendí en Cuenca, en lo de unos tíos, cuando tenía 12 años. Nunca mas me subí a una hasta 1994 en La Haya (me obligaron). Luego de nuevo hace dos semanas me inspiré y andube unas horas. Es evidente que el pasado sábado mi situación era muy precaria, muy en deventaja respecto al resto del pequeño grupo que se propuso hacer un paseo costeando el Rin. Solo uno no era tan experto, los demás eran casi maratonetas profesionales de las dos ruedas...Pero tuvieron paciencia y me esperaron siempre cuando para frenar por poco no me caía al piso. Yo estaba estaba en minoría, si los otros tiraban para adelante me tocaba seguirlos, así fue que el paseo se fue alargando y alargando y descubrí que soy capaz de andar en bici por el Rin largo y tendido. El vino nuevo y la tarta de cebollas hicieron el resto.

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